Denuncia desde el Reclusorio Sur: [[Joven tojolabal enfrenta desde inicios del 2014 a la justicia (mal llamada así); por el mal gobierno.]]

Detenido a las afueras de la construcción donde trabajaba fue expuesto al trato cosificador del Poder Judicial. Miguel Cruz Hernández relata que el día 27 de Enero del 2014 fue abordado por una persona vestida de civil –un judicial- quien le solicito subirse a un carro para “ir a declarar en relación a un delito. Sin ninguna orden (o similar) por escrito se enteró que sería acusado de “Tentativa de homicidio” “Tentativa de violación” y robo agravado

Dos días después (29 de enero) cerca de las 10:00 hrs, Miguel firma una declaración. La cual consistió en una trampa burocrática a todas luces pues el joven, que desde entonces sufre el encierro, al momento de ser aprehendido no hablaba y entendía con dificultad el español; además de que en ningún momento sino hasta después de su sentencia se le asignó un traductor de su lengua. Ese mismo día (29-01-2014) es trasladado al reclusorio sur el joven Cruz Hernández.

Después de 8 meses de un proceso, pagado por los contribuyentes, el titular del juzgado 32 penal Jesús Ubando López sentencia culpable al joven indígena y la pena que le impone sale a contrastar con la pena que le impondrían los amos del dinero a cualquier funcionario del gobierno. Con las implicaciones de no impartir una justicia realmente soberana el Juez (32) lo sentencia a pagar con 40 años 4 meses y 10 dias de cárcel. Con la apelación  a dicha sentencia quedo resuelto que la decisión queda asentada en 38 años 8 meses 10 días.

La resolución del amparo contra la sentencia de Miguel, indica que por medio del Juez 32 de lo penal se le brinde la protección ante la pena impuesta. Es así que con conocimiento de las irregularidades –desde la detención- el juez Ubando da la libertad al joven indígena bajo el argumento de que sufrió una detención ilegal. Reconociendo (a medias tintas)que se violó su derecho (de Miguel)  un debido proceso, deja pasar el hecho de que tan solo ya llevaba más de dos años preso por el mal funcionamiento en la aplicación de justicia de la que es parte él (juez) mismo.

Así cerca de las 01:00 hrs del jueves 19 de mayo Miguel sale del reclusorio sur, solo para respirar unos cuantos alientos y enseguida es “reaprendido” por elementos de la policía judicial. Esto último en las inmediaciones del penal. La orden de reaprehensión es firmada por el juez 32°.

El mismo jueves Miguel declara en relación a los mismos delitos. Cabe mencionar que es la primera vez en que lo hace y en compañía de un traductor de su lengua. El viernes (20) nuevamente se le impone a Miguel un auto (de formal prisión preventiva), con el que se vuelven a embestir los derechos del hoy preso…

Existe ya el trámite de la apelación en contra de dicho auto Miguel está a la espera de que se resuelva en su favor.

Todo lo anterior es evidencia de que para el juez (en este caso el trigésimo segundo) es más preocupante cuidarse de no caer en desprestigio, por no ser “correcto” que por ser justo…